Una de las heridas que hemos de gestionar algunos de
nosotros, o cada ser humano en algún momento de la vida para poder sentirnos a gusto en y con la existencia, va a ser la de la “traición”,
vinculada al arquetipo de Neptuno, al igual que la del abandono, y en paralelo
a pautas de dependencia emocional.
Para aquellas personas que tienen a la Luna, por ejemplo, en aspecto con
este planeta, estos sentimientos pueden permanecer por mucho tiempo muy arraigados en lo profundo de su niño interior, por
vivencias en el ámbito familiar que ellos han experimentado así, situaciones en
las que pudo haber carencia de nutrición emocional, bien porque los padres, o
uno de los padres, estuvo enfermo, o tenía que trabajar mucho fuera de casa, o
estuvo de viaje, bien porque es algo que recibió de la madre durante la etapa
de gestación en el útero. Ya sea por hechos y vivencias, y también además por
este empaparse al llegar a la Tierra, cualquier hecho concreto que vuelva a
activar esta herida aún no sanada puede causar reacciones intensas, dependiendo
de cada individuo puede haber una tendencia al castigo, a la venganza, muy
típico en personas influidas por Plutón, nacidas bajo el signo de Escorpio,
aunque siempre dependiendo del grado de conciencia, del despertar, de la lucidez,
del proceso de su individualización, su conciencia.
Reconocer lo que ocurre en el interior, emocionalmente, el
ruido mental, y lo que siente el cuerpo es importante, expresarlo. También
habrá que distanciarse de estos pensamientos recurrente, de rabia, de ira, y de
este sentir y pensar, el rumiar obsesivo que intenta minar la salud y la
alegría interior, desapegarse, liberarse con valor, el “ego” siempre está
dispuesto a nutrirse de nuestro sufrimiento interior, y depende de nosotros
dominar la situación. Cuanto más pasional sea el comportamiento y menos
consciente se viva de ello, más sufrimiento vamos a tener, innecesario
actualmente.
Es necesario evitar ser “cortante”, “distante radical”
cuando en el fondo se ha venido a aprender a tener relaciones más calmadas y
estables, aceptando el cambio y la transformación de cada miembro, con nuevas
oportunidades siempre inspirados por el amor.
Se ha de volver a confiar, a elegir personas adecuadas, a
arriesgarse, a aceptar la propia imperfección y fallos, debilidades, y las de
los demás, ser tolerantes y flexibles, ver el miedo pero no ser manipulado por
los miedos interiores. Hay muchas personas cercanas dispuestas a amar
y a tener otra oportunidad para establecer relaciones de plenitud. Es
importante crear puentes de diálogo desde el respeto y la sinceridad.
Para este trabajo de evolución, una vez más nos va ayudar,
asistir la energía arquetípica de Júpiter,
gracias a la cual podemos dar un sentido a todo lo que vivimos.
Júpiter está vinculada a la visión, y podríamos dejarnos
inspirar por la filosofía de Teilhard de Chardin:
“La evolución tiende a
conseguir unos ojos cada vez más perfectos en un mundo en el que siempre hay
más que ver”.
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