Pintura de Emile Munier, nacido bajo el signo de Géminis |
Venus está empezando a transitar el signo de Escorpio y cobra mucha importancia
porque a partir del 6 de octubre su
movimiento se tornará retrógrado,
volviendo por unos días a Libra.
Entonces, afectará intensamente a la Cruz Fija: Escorpio-Tauro, Acuario-Leo en un primer momento, signos
del primer Decanato, y a partir del 1 de noviembre la Cruz Cardinal (Aries-Libra, Cáncer-Capricornio), nativos nacidos en
el último Decanato.
Por supuesto también servirá este tránsito para favorecer
intensamente en octubre a Cáncer y a Piscis, y en noviembre a Acuario y a
Géminis (todos del último Decanato). Algo menos, pero están bajo su influencia,
en octubre Capricornio y Virgo (primer Decanato), y noviembre a Sagitario y Leo
(último Decanato).
Venus es una energía muy importante en nuestra Carta Astral
porque nos está indicando lo concerniente acerca de nuestros valores, deseos,
relaciones, esto último a destacar ya que está asociada al cuerpo emocional. En
un sentido más trascendental es la manera en que el alma con su belleza
contribuye a embellecer la personalidad.
Venus es nuestra capacidad de relacionarnos, el poder del
amor y de la unión, tan necesario para contactar con nuestro mundo interior y
con el mundo exterior, conectar con nuestros conflictos y armonizar desde los
propios valores los conflictos que surjan en nuestras relaciones con el
entorno. La apertura al exterior es básica para no crear problemas de
esquizofrenia, por ejemplo. Hemos de trabajar en pareja y en Astrología el
complemento de Venus es Neptuno, una
octava superior, una vibración más alta porque nos conduce al amor
incondicional, llamado el “pegamento universal”.
Entregarnos y vivir con la energía de Venus supone tener muy
claro los propios valores y ser capaz de vivir según los mismos, aunque ello no
guste a todas las personas que queremos, supondrá afrontar la respuesta que
puede provocar en las personas que queremos el no poder siempre complacerles,
darles gusto, decir “no”, afrontar la posible “vergüenza” que pueda surgir, seguir
nuestro propio dictado interior, no fundamentado en el egoísmo, sino en valores
éticos, morales, filosóficos, religiosos, espirituales, transpersonales que son
el motor de nuestro entusiasmo por la vida y para realizar nuestro proyecto de
vida.
Venus facilita entonces desarrollar la ecuanimidad, y
subiendo vibración, con Neptuno, alcanzar a expresar la compasión, que nos
impulsa a participar en toda obra que evite el sufrimiento a otros seres, y más
aún, realizar obras que favorezcan su felicidad y bienestar, por lo tanto, la nuestra propia.
El sufrimiento ha venido conduciéndonos a despertar, y fue
necesario porque tendemos a actuar desde la exageración, era necesario para
dejar de ser perezosos viviendo rutinas que no dejan surgir nuestra verdadera
fuerza, nuestras energías latentes han de poder encontrar las circunstancias para expresarse, hemos de aprender a valorar
nuestros talentos. Sufrimos cuando viviendo en exceso desde las pasiones, permitiendo
a los deseos y los instintos dominarnos, realizamos acciones inconvenientes, lo son puesto
que no nos aportan gozo profundo a nosotros ni a nuestro entorno, el efecto es inmediato casi siempre, lo cual nos
lleva al sentimiento de culpa por los errores cometidos. Un exceso de Venus
siempre nos lleva a utilizar con conciencia la energía de Saturno y de Júpiter,
capacidad de organización y sentido de justicia, sabiduría y benevolencia,
conciencia de los límites y conciencia de las infinitas posibilidades que
tenemos, todo ello desde el Sol, nuestra conciencia.
Venus tiene que ver con Tauro, porque según nuestros valores
así vamos a dar importancia o ninguna a ciertos objetos materiales, posesiones,
nuestra relación con el dinero y con los alimentos, el proceso de asimilación.
Y también con Libra, aquí ya totalmente centrada en relaciones, en relaciones
ideales, más allá del aparente encanto, juegos vanidosos de seducción y
complacencia superficial que según pasa el tiempo dejan un vacío interior
extenuante para el alma.
Así pues esta influencia durante las próximas semanas, hasta el 17 de noviembre, supone desde
esta perspectiva y conocimientos el poder trabajar las relaciones volviéndonos
hacia dentro para explorar las verdaderas motivaciones, y cada decisión, cada
encuentro, cada paso dado ha de ser desde lo más auténtico de nuestro ser para
encaminarnos hacia situaciones de armonía y bienestar, lo más grato es poder
trabajar en equipo, colaborando, sin que uno sea una carga para el otro, ni el
otro para uno, cada persona puede aportar algo genuino y exclusivo, esto
siempre. Lo cual, estamos viendo, va a suponer en algún momento afrontar
algunos retos, bien porque haya que movilizarse para hacer gestiones
concernientes a inversiones económicas, a valorar nuestros cuidados de
alimentación y de cuidados estéticos, bien porque hemos de ser muy sinceros con
nosotros mismos y con las personas queridas para mejorar la calidad de la
relación y que sea cada vez más sólida. Habremos de afrontar algunos momentos
de tensión, Escorpio puede estar más dispuesto a ello aunque en momentos
difíciles puede tener problema para hablar de lo que le ocurre. El conflicto es
algo que aborrece un espíritu “venusino”, pero es tiempo de querer “ver” con
los ojos del corazón y de la razón a la vez y avanzar sin sufrimiento, porque
no es necesario ya para evolucionar, ser coherentes, y entonces tendremos la
energía de Marte siempre a nuestra disposición, con esta energía arquetípica
podemos decir “no”, podemos “cortar” con lo que ya no valoramos desde el
proyecto del alma.
Viviendo a Venus en equilibrio podemos crearnos situaciones
de felicidad auténtica y duradera, de alegrías que son tan necesarias para disipar
las nubes de la depresión, del miedo y de la autocompasión.
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