Marte es el arquetipo planetario que nos indica nuestra capacidad para emprender una acción, para movernos, para defendernos. En su extrema expresión, sin conciencia, lleva a la violencia, a la agresión, que se puede revertir incluso contra uno mismo. Para equilibrar a Marte tenemos en cuenta la función planetaria de Venus, que nos permite disfrutar, relajarnos, hacer por estar y ser felices, es la búsqueda del placer. En extremo puede llevar al hedonismo y situaciones de malestar por exceso, vividas en el cuerpo físico, por ejemplo. En extremo, nos podemos quedar parados demasiado tiempo, es la pereza, y sus consecuencias, en el cuerpo físico y en otros ámbitos. Marte y Venus han de ser vividos en equilibrio, ni mucha pereza, ni mucha acción. Ni un excesivo individualismo egoísta, ni una vida social superficial desenfrenada que trae vacío y desasosiego.
A veces, en la Carta Astral observamos que no hay armonía en la relación Marte y Venus, a veces puede influir la educación, o puede haber un motivo transgeneracional. En ocasiones proyectamos fuera complejos e inhibiciones que sufrimos interiormente. Tomar conciencia de la dinámica de cada uno respecto a la función de Marte y Venus puede favorecer el que podamos crear situaciones de más felicidad, de armonía, de paz.
Por supuesto, una vez que tenemos la información, hemos de pasar a la experiencia, para ello siempre nos sostendrá nuestro Marte, el poder de la voluntad y de la acción. Saber que tenemos un poder abre la posibilidad de empezar a utilizarlo, a disfrutarlo, en pequeñas dosis, tal vez al principio, hasta que sabemos disponer de esa habilidad en cuanto la necesitamos.
Hay un camino para alcanzar la mesura, la sobriedad, estar en el punto de equilibrio. Llegar a ser un individuo independiente, autónomo, vital, enérgico, pero a la vez cooperativo, con un corazón profundamente alegre y un comportamiento amable.
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