Júpiter retrógrado en Cáncer
En medio de la
noche, en medio de la oscuridad, junto al lago, obsesionada por la pérdida de
su pareja, una mujer ahoga sus penas y emociones en una copa de vino, volviendo
al pasado, sumergiéndose en sus recuerdos, en todas las imágenes grabadas que
la transportan hacia esas sensaciones de amor y bienestar experimentadas con el
ser que ya no puede estar a su lado ahora. Hasta que el sueño se apodera de su
aturdida mente y de su torturado corazón. Y un nuevo y sorprendente sueño
comienza en su vida, porque no es posible vivir sin alegría, sin entusiasmo,
sin chispa. Así comienza la película Starman, estrenada el 14 de diciembre de
1984, bajo el signo de Sagitario, donde está ahora el Sol. Y comenzamos, como
corresponde a Sagitario, un nuevo viaje iniciático que transforma una
existencia.
Y en la noche
aparecen otras luces, resplandores, fuego que anuncia una renovación, un
inicio, vida en el lago de las emociones. Otros colores, otras energías que se
acercarán a ella, entrando así en su “hogar” lo inesperado, inusual, irreal y
sorprendente. Existen otras dimensiones de nuestra realidad, existen otras
dimensiones, existen otras formas de vivir.
¿Qué nos
sostiene en nuestra existencia? ¿De qué están hechas mis raíces? ¿Qué me hace
sentirme arraigado o arraigada?
Cuánto pueden
mover la conciencia la soledad, la pérdida y la ausencia de un ser amado, el
alma prosigue su evolución y las respuestas no se hacen esperar.
Cuando pensamos
en Cáncer, nos viene la imagen de la maternidad, una mujer encinta, la mujer
que nutre, que protege, que cuida, que apoya y sostiene el proceso de
crecimiento.
A veces podemos
pensar que no podemos vivir dos veces situaciones cortas aunque intensas que
nos vinculan emocionalmente con personas maravillosas, pero de las cuales hemos
de despedirnos y seguir nuestro camino.
Requiere poco
tiempo entrar en contacto con una civilización que invita a ser visitada y que,
sin embargo a la hora de la realidad, no da la bienvenida ni acoge con respeto.
El camino de vuelta a casa empieza su cuenta atrás, la energía que traemos y la
misión tiene una duración determinada que no podemos prolongar más allá de lo
estrictamente necesario.
Pero nada es en
vano, ninguna experiencia ni pasaje, ningún viaje, los encuentros, las
vivencias, nada es en vano y tiene un propósito, un sentido, una finalidad.
Todos nuestros deseos son escuchados, todos nuestros anhelos ocupan un espacio
en nuestra conciencia y energéticamente se va entretejiendo la trama para ir
materializándose.
Es posible
ahora, es posible ya, continuar nuestra evolución sin sufrimiento. Depende de
nosotros elegir en qué tipo de plano queremos estar porque resuena con
nosotros, sabiendo que siempre, si queremos, podemos seguir avanzando hacia
planos más sutiles y elevados de comprensión y de expansión de amor y luz.
En esta película
-dirigida por John Carpenter- encontramos a Jeff Bridges (nacido bajo el signo
de Sagitario) protagonizando a Starman que
se “encarna” y asume el cuerpo humano para integrarse como uno más, pudiendo
así comunicar, en un principio con un vocabulario muy reducido, pero va
aprendiendo, y sin faltar humor, al fin y al cabo es una película que ve la luz
bajo el signo de Sagitario. Pero aún no ha llegado el momento adecuado para que
otras civilizaciones puedan convivir con la humanidad, aún la humanidad no ha
logrado, como en la estrella de la cual procede Starman, erradicar las causas
del sufrimiento: erradicar la pobreza, acabar con la violencia. Starman ha de conseguir
llegar a un punto concreto, un cráter, en tres días para ser recogido y volver
a su lugar de procedencia. Si no, moriría. Pero lo importante, como siempre, no
es la meta, no es el fin que perseguimos, es el viaje, lo que ocurre durante el
viaje, los compañeros de camino, cómo interactuamos, qué aprendemos unos de
otros, qué nos rebelan de nosotros mismos estas relaciones, y cómo continuar
hacia la meta a pesar de los rodeos que a veces hemos de dar. Starman se hará
acompañar, en un principio forzadamente, por una mujer viuda, papel
protagonizado por Karen Allen (nacida bajo el signo de Libra), quien más
adelante elegirá voluntariamente proseguir el camino juntos y ayudarle a
regresar. Curiosamente, en toda la película ninguna figura femenina se muestra
hostil, tal vez porque como dice la protagonista “sólo las mujeres pueden dar a
luz”, tal vez queda como referencia poética, quien da la vida no puede ir en
contra de la vida. Pero Starman sí puede “devolver” la vida. Tal vez porque
realmente no existe la muerte, tal vez porque todo se transforma, tal vez
porque todo es en realidad, energía, conciencia.
Esta película en
la que se nos cuenta con humor y con amor un proceso de transformación, una
invitación a la conciencia a abrirse, al cambio, a sintonizar con ideales
humanitarios, con el corazón. Al final, los planos se superponen y es posible
vivir en mundos paralelos, cada uno de nosotros, finalmente, creamos con
nuestros pensamientos esos “hogares” en los que vivimos.
Esta
retrogradación de Júpiter en Cáncer vuelve a ser una oportunidad para entrar
dentro, para expandirme hacia dentro, para crear el hogar ideal donde poder
desarrollarme y crecer, es momento de conectar y despertar mi sabiduría
emocional interna, de aprender un poco más a trabajar y vivir con mis
emociones, a trabajar un poco más con mi energía femenina en todas sus
manifestaciones, sea uno hombre o mujer. El hogar es algo más que cuatro
paredes, el hogar se crea dentro de nosotros, ese espacio interior donde nos
encontramos con nosotros mismos en confianza, donde nos damos siempre la más
dulce acogida y aceptación, ese espacio donde nos permitimos elaborar nuestros
sueños e ilusiones, el reposo y la paz la encontramos dentro de nuestro
santuario interior. Es tiempo de seguir trabajando este hogar interior que me
permite expandirme.
Starman nos trae
el mensaje de que podemos seguir evolucionando y creando un mundo más humano y
civilizado, un mundo donde aparte de tecnología vivamos con empatía, con
comprensión, con respeto por toda vida. El papel del actor Charles Martin Smith,
protagonizando a Mark Shermin, fortalece también la esperanza en la raza
humana, un hombre capaz de renunciar a su carrera ya que mantener su puesto
supondría el precio de la vida de otro ser.
Aquí estamos agradecidos
por disfrutar de un planeta tan bello y generoso que nos acoge en todo momento
y apoya con paciencia nuestros procesos evolutivos.
Y, a pesar de
que Starman ha de regresar a su mundo, a su estrella, hemos de saber que las
semillas con la promesa de una civilización más evolucionada siguen germinando.
Júpiter estará
retrógrado hasta el 7 de marzo del 2014, a 10º de Cáncer.
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