La
entrada del Sol en el signo de Cáncer propicia a lo largo de las próximas
semanas el poder investigar acerca de nuestro origen. ¿Cuál es mi origen? ¿De
dónde vengo?
Encontrar
mis raíces favorece mi asentamiento aquí y ahora, sea cuál sea la situación en
la que me encuentro, de estabilidad o de cambio, o entre ambas. Celebramos el
Solsticio de verano y mirando al Cielo, contemplando la posición de los astros.
Mi sentir se fija en el trígono que forma el Sol entrando en Cáncer con
Neptuno, situado en Piscis. Un cabo idóneo para empezar a desenredar la madeja,
por ejemplo. Sin perder de vista el triángulo que forman Marte en Libra, Plutón
en Capricornio y Urano en Aries, todos signos de la Cruz Cardinal; ni el de la
Luna en Aries con Mercurio en Géminis, y caminando hacia el del Sol.
Tal
vez porque Saturno en su tránsito toca a mi propia Luna natal resuena este
movimiento planetario del momento. ¿Qué me sustenta y fortalece? ¿Dónde está?
¿Qué es? ¿Encuentro este sustento en mi interior, y no sólo en el exterior? ¿Las
relaciones con la familia, con los allegados familiares más próximos, sustentan
y nutren mi vida?
Centrándome
en este último interrogante, por mi parte, doy gracias y puedo celebrar esta
Comunión familiar, reflejo de la Unidad y Comunión como Raza Humana, como parte
del gran Corazón vibratorio de la Raza Humana.
Hace
unas semanas escribí sobre Saturno y he experimentado desde entonces esas cualidades saturninas: amor
incondicional, poder creativo y sabiduría, se han manifestado en mi vida,
precisamente por ese contacto de Saturno en su tránsito con mi Sol y mi Luna. ¡Así es Saturno!
Cada
uno de nosotros estamos conectados a este Corazón que palpita sostenido por la
Vida, por la Divinidad y la Inteligencia Divina. Nuestro canal de conexión
permite la regeneración y el sustento siempre y cuando lo necesitemos, y
siempre y cuando no pongamos trabas que interrumpan este flujo, y permanezcamos
abiertos y receptivos. Este trígono Sol-Neptuno me recuerda la Comunión, la
Unidad. Mi familia celestial. Sin embargo, la energía de Cáncer me ancla aquí
en la tierra sintiendo las raíces de mi familia como Ser Humano.
Unas
semanas adecuadas para recordar a nuestros ancestros y honrarles, para
recordarles y liberarnos y liberarles, para perdonarnos y perdonarles, para recoger
su herencia agradecimiento, para contribuir a la sanación de las heridas de los
arquetipos familiares que compartimos en el árbol común y que fluyen por las
diferentes ramas que lo componen.
Toda
la Cruz Cardinal está activa entonces. Los cuatro elementos. Como una copa
vacía puedo recibir en plenitud estas energías del momento. El fuego de Aries,
el agua de Cáncer, el aire de Libra y la Tierra de Capricornio. Urano, Sol,
Marte y Plutón. Cambio y renovación. Creatividad y Luz. Fuerza y propósito.
Transformación y profundización. Ímpetu y valor, iniciativa y entusiasmo.
Ternura y Comprensión, empatía y sentido protector. Equilibrio y armonía,
colaboración y belleza. Concreción y fortaleza, humildad y paciencia.
¿De
dónde vengo? ¿Cuál es mi origen? Miro al Cielo, miro a la Tierra. Y Cáncer me
recuerda: “permanece receptivo”.
Permanecer
receptivo implica vaciarme de todo aquello que ya, hoy, ahora, me estorba.
Interior y exterior. ¡Este es un buen trabajo para las próximas semanas! A su
paso por Cáncer el Sol nos irá orientando según se vaya encontrado con Saturno
en Escorpio y con Plutón en Cáncer.
Mientras
tanto, recordar que soy nutrida constantemente, que mi vida es sostenida
constantemente, por las energías del Cielo y de la Tierra, siempre. Vuelvo a
Neptuno, y me recuerda ese suave cordón invisible de luz amorosa que me conecta
con la Fuente.
Como al cangrejo, todas las direcciones me
están permitidas para experimentar y descubrirme en esta etapa en la que estoy
aquí y ahora.
Hoy
me identifico completamente con la figura del Cangrejo, que representa a
Cáncer. El caparazón es como mi estructura ósea, mi vehículo, mi cuerpo físico, en él recibo el
fuego del Espíritu, y en él viajo por el planeta.
Con
Cáncer es desde el sentir, todo desde el sentir, atreviéndonos a sentir,
escuchar qué sentimos, ver con lo que sentimos, ir más allá a través de nuestro
sentir. Sentir un color, sentir un aroma, sentir un sonido, sentir un sabor.
Todos lo hemos hecho, tal vez sin darnos cuenta, sin ser conscientes de las
sensaciones de este "sentir".
Por
cierto, ya no se encontrarán el Sol y Júpiter en Cáncer este año, será en Leo.
Pero esa es otra aventura del sentir.
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