“Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente;
enfrentar solo los hechos esenciales de la vida
y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar.
Quise vivir profundamente y
desechar todo aquello que no fuera vida…
para no darme cuenta,
en el momento de morir, de que no había vivido.”
La Luna recorre el terrenal signo de Tauro, que nos recuerda en pleno invierno la exuberancia de la Naturaleza, su eclosión generosa demostrando la abundancia de las fuerzas cósmicas creadoras de Vida. Nos vamos entonces a los bosques, lejos, que la Luna conoce a Júpiter, nos vamos a las islas, atrás, atrás, pero parece que es hoy. El mundo del cine nos trae la manera propicia de hacerlo desde la comodidad de casa, sí, Tauro, sí. Así que aquí llega esta película de 1946, "El hijo de Robin de los bosques", los bosques de Sherwood.
Cerca del eléctrico Urano, esta Luna exaltada se incomoda porque buscando estabilidad ha de integrar la creatividad del cambio, llenarse de la fuerza del exiliado Marte y vestirse así de heroína en una época donde no parece ser el tiempo de quedarse cómodamente estancado, ni paralizado, ni perezoso, ni apático, sino que desde una solidez a prueba de vientos y tormentas, se ha de sostener con firmeza el propio vigor y fuerza, personal y espiritual. Es tiempo de librepensadores, dice Mercurio, el día 31 estaré retrógrado en Acuario, así que ya resuenan mis voces apelando al respeto de derechos humanos, a vivir en paz y fraternidad, a unirnos para crear sociedades donde haya respeto, educación, tolerancia.
Deja atrás esta Luna viajera, arquetipo de lo femenino, la cuadratura con el Sol en Acuario, y la de Saturno, y conoce ella esas historias de reyes del pasado, figuras de autoridad, figuras con poder y carisma. Sabe de sus luchas, conquistas, mezquindades, codicias, mentiras, de cómo sus corazones y sus mentes se desconectaron de los altos ideales. Deja atrás la Luna sus recuerdos, aquellos del documento Carta Magna (Constitución o Ley fundamental de un Estado), por ejemplo, de hombres y mujeres que vivieron hace tantos siglos atrás para restablecer derechos y libertades, de situaciones de renovación y transformación, liberación de la esclavitud del poder colonizador e invasivo del egoísmo y la opresión. Todo termina volviendo al orden, la raza humana tiene ese don maravilloso de salir del caos y restablecer la armonía. El Amor inspira, el amor inspira, repite como un mantra esta Luna guerrera e idealista. El Amor inspira.
Urano es muy moderno, chisposo a veces, muy mental, y mira a Neptuno en Piscis, solitario planeta, el único que se atreve a estar en el elemento Agua, y sabe que puede estar vinculado a delirios de grandeza, a engaños, es un ilusionista que se puede poner exacerbado, que ahora tiene casi demasiado espacio; pero la Luna también le mira y sabe que puede inspirar amor y compasión.
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