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16 marzo 2012

Desarrollando nuestra capacidad de adaptación nos fortalecemos

“El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.


Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.”


 

12 meses tiene el año, 12 fueron los trabajos de Hércules, 12 mandamientos dados a Moisés, 12 discípulos de Cristo, 12 signos del Zodiaco, 12 veces 30 grados constituyen los 360º de la circunferencia. Este signo está presente en diferentes civilizaciones muy diferentes y en diferentes épocas. Parece haber un vínculo entre este signo y la perfección, el equilibrio.

A lo largo del año cada uno de nosotros estamos llamados a conectarnos con los 12 signos del horóscopo para ir integrando en nuestra psique el potencial que contienen. A lo largo de todas estas semanas e ido proponiendo a través de los artículos del Blog y de las breves reflexiones publicadas en Facebook diferentes significados que muestran el múltiple contenido simbólico de Piscis, el duodécimo signo del Zodiaco.

Siguiendo con este propósito, y quedando tan sólo unos días para cambiar al impetuoso signo de Aries, propongo estas breves reflexiones a fin de que nos faciliten integrar en nuestra conciencia los dones de Piscis, lo que nos conduce sin duda a una mayor adaptación al medio y a las circunstancias actuales.



Este texto de Lao Tse, extraído del Tao Te King, contiene en su base parte de la esencia del signo acuático de Piscis. Realmente es la finalidad de un carácter influido por este signo o su regente, en su expresión más pura, luminosa y noble. Cuando Piscis consigue conectarse con su semilla interior consigue vivir desde su corazón la bondad hacia todo ser vivo, y en su acercamiento a los hombres podrá compartir y darse a sí  mismo pero sin perderse a sí mismo en el otro. Todo un reto que muchos conocemos, puesto que para algunos de nosotros sigue suponiendo un desafío en múltiples ocasiones salir cada día al encuentro de los demás con el ánimo de participar generosa y desprendidamente pero sin por ello terminar la jornada agotados por la confusión y, en ocasiones, por la desilusión. Todas las claves para superar este -llamémoslo inconveniente- las tenemos en la segunda estrofa. Hemos de permanecer bien enraizados, conectados a la tierra y sus fuerzas telúricas que nos nutren constantemente, visualizar a menudo raíces en nuestros pies –es la parte que rige Piscis, como si fuéramos árboles, ya que efectivamente estamos entre el cielo y la tierra. Piscis es uno de los tres signos de agua, junto con Cáncer y Escorpio, y centrando esta energía en la zona de tronco y abdomen podemos visualizar a nuestras piernas conectadas con la tierra, y a nuestros brazos y cabeza conectados con el cielo.



Enraizados podremos manifestar orden en el cual es posible la expresión de la verdad. Pero la verdad a veces es algo subjetivo que depende de un punto de vista personal, por lo cual no hemos de olvidar permanecer conectados con nuestro corazón, que es quien  nos facilitará vivir centrados, en equilibrio. Amar es una de las facultades maravillosas del hombre, amar con conciencia, con amor incondicional. Ésta es nuestra oportunidad para ser realmente competentes como seres humanos. Desde el amor incondicional nos habremos conseguido desprender de una de las lacras más pesadas, el juicio, del cual nace la dualidad, y ella nos conduce primeramente a la propia culpa, y seguidamente a la separación (“yo acuso”), y por tanto a la soledad y al sufrimiento.

Una vez más, comprendemos que sólo el amor y la bondad nos hacen libres porque gracias a ellos siempre conseguimos adaptarnos y mutar a estados superiores de conciencia.

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