Celebramos la
Luna Llena desde el signo de agua de
Escorpio, su energía nos invita a sumergirnos en el mundo de nuestras emociones con intensidad. Pongámonos entonces nuestro traje de buceo y preparémonos
con mucho oxígeno, inspirar y expirar con calma, para proceder a la inmersión
en las aguas de nuestra consciencia,
esas aguas en las que la luz no consigue llegar en el día a día. Proveámonos
entonces de la “Lámpara” apropiada, la energía de Plutón (rige a Escorpio) para
que nos ilumine haciéndonos ver en las sombras internas el gran potencial que
trae nuestra alma para realizarnos. Curiosamente se asocia a Escorpio con la
muerte y, sin embargo, en sus nativos observamos una pasión en su manera de
vivir que no nos pasa desapercibida, porque nos gusta, nos engancha, o nos
asusta, o nos aleja, nos repele, o nos atrae, es algo magnético, ya sea para
nuestra incomodidad o para nuestro sentimiento de bienestar.
Estamos de
suerte, porque la Luna
está cerquita de Saturno, así que si bien por un lado puede constituir una
fuerza que contiene nuestras emociones, que sentimos que nos cohíbe en un
primer momento, en realidad nos ofrece una contención apropiada cuando son
desmesuradas y tienden a anegar nuestra inteligencia.
En realidad nos aporta mesura, nos obliga a sentir y a la vez a aterrizar, a
asentarnos en el mundo de la materia, de los límites y de las formas, y cuando
llegamos a sentirnos a gustito con este Saturno tan maniático con el orden, la
organización, la planificación y la perfección, desde la serenidad podemos
expresar, precisamente, nuestras emociones, con mayor equilibrio.
Desde ahí
podemos saltar y permitir que nuestro supramental
nos desvele tantos misterios ocultos en los detalles de la vida cotidiana.
Podemos dar un “salto cuántico”. Al
fin y al cabo, ahora todo va deprisa, pero no hablo de las prisas del mundo
productivo económico, hablo de la aceleración que está activando nuestros
procesos de avance, evolutivos, para comprender, para avanzar. La Nueva Tierra está en
marcha, el proceso en estos días es interior, no te pierdas fuera, vuelve a ti,
entra en tu santuario interior.
Conecta con tu luz.
Cuánto por
aprender estos días con Saturno, uno posiblemente tendrá ganas de gritar, de
estallar, de soltar la ira, la cólera, la rabia, el rencor, la frustración. Y
bien podemos hacerlo, tal vez incluso deberíamos hacerlo, para eso está
Mercurio con un quincuncio interviniendo entre ambos, así que usemos nuestra
mente y nuestra voz. Pero no contra nadie, no contra nosotros mismos, no nos
alcemos agitados y revolucionarios, que Mercurio está en Aries, la agresividad
es destructiva, y estamos construyendo entre todos la Nueva Tierra , así que hemos de
utilizar las energías con mayor sutileza y construir el Nuevo Mundo, entre todos, donde priman los valores de la justicia,
la armonía, la libertad, el amor, el bienestar. Vamos a utilizar las hábiles
palabras y las hábiles manos para crear en nuestro entorno una realidad transformada, desde la
sabiduría y la calma. El Sol desde Tauro nos increpa a ello. Asimilar, integrar polaridades, relativizar, desidentificarnos de toda
expresión exagerada, desmesurada y compulsiva que nos lleva al caos, a la
desesperación, a la confusión. Observa,
desde la distancia, como a un cuadro, sal de la escena, tan sólo observa.
La energía de
Marte está al lado del Sol, así que nos pide afirmación interior, trabajar en la construcción de una sensación
interior de fuerza. Esta es la energía de la Tierra que contiene todos los elementos para la
vida, incluso el agua que la fecunda; la inspiración viene desde Piscis
susurrada por Neptuno. ¿En la vida cotidiana, qué? Porque siempre tenemos ese
toque de impaciencia y de sentido pragmático que nos apremia en la vida, pero
no dejemos que nos arrebate la necesidad de contemplación. Es lo que nos garantiza la conexión con la Fuente
que nos alimenta de verdad, que nos enriquece de verdad.
En la vida
cotidiana hemos de aprender a organizarnos sin olvidarnos de sentir y escuchar
lo que sentimos, y sin permitir que sentimientos desbordados anulen nuestra
capacidad para establecer las estrategias adecuadas y alcanzar nuestros fines y
metas, no sólo materiales…
En la lunación
se queda Júpiter en Géminis, único signo de aire que expresa esta energía en la
representación sobre el escenario del cielo. Por Júpiter que os increpo a que
le permitáis precisamente visitar vuestra casa. Porque él aporta la Fe , él aporta la confianza, él aporta ese sentido filosófico que eleva nuestras mentes y nos facilita comprender
desde un plano superior todo lo que nos ocurre, e incluso puede profetizar lo
que ocurrirá si vamos asimilando nuestras experiencias. Tal vez necesitamos un
poco de ayuda jupiterina para ello: podemos encontrar a ese “gurú”, sea hombre
o mujer, que nos ilumine el camino. Pero, ¿le entregarás todo tu poder al gurú?
¿Te anulará el gurú? ¿Necesitamos de verdad un gurú? ¿Quién busca un gurú?
¿Cuál es el rol del gurú? Júpiter siempre exagera, también hay que integrarle
con vigilancia. Al gurú, tal vez personaje mítico, debiéramos desmitificarlo y
bajarlo de su altar para devolverle a lo que es, persona, de barro; le
convertimos en el polvo al que ha de volver y del que surgió. A no ser… a no
ser que hayamos encontrado a ese gurú maravilloso, hombre o mujer, que se
encarnó por obra y gracia del Espíritu Santo y, aún probando el sabor del
sufrimiento, del abandono, de la traición, del miedo de sus amigos, de la
incomprensión, de la tierra con su muerte carnal, se elevó un día a los cielos,
pero no nos dejó solos ni vacíos. Nos dejó precisamente a su Espíritu para que
permaneciera con nosotros siempre, y nos dejó la visión de que para cada uno de
nosotros, es posible esta misma realización. Como a la mariposa, alas para
volar, para ascender, la transformación. Podemos también llegar a ser un gurú, sin
engreimiento, nuestro propio gurú, a llenarnos de Luz desde la apertura del
corazón. El amor, la caridad, lo es todo. Ama y sé libre. Esta es la Fe que nos aporta Júpiter, el
gurú Júpiter, el maestro, sencillo porque ama la vida y ama la alegría. Este es
el gurú que en el mito de Prometeo roba el fuego a los dioses para dárselo a
los hombres. Es la generosidad, ¿somos generosos, compartimos? Cada uno lo que
puede y tiene y cuando puede. Tristes santos sin alegría, realmente si no hay
alegría no hay presencia divina, porque sólo en el banquete de la alegría el
corazón se expande y puede crear y colaborar para la elevación del alma. Aquí
está la energía de Géminis, el eterno adolescente, el puer aeternus, la personalidad con complejo de Peter Pan en el país
de nunca jamás. ¿Quién no deseó alguna vez encarnar a Peter Pan? Es el niño
maravilloso, aunque también líder de “niños perdidos”… Es seguramente el deseo
de volver a la inocencia. La pureza que hemos de rescatar.
Y dicha energía
se halla al servicio de este eje de la rueda zodiacal que se activa en esta Luna
Llena, el eje Tauro-Escorpio. La materia, el jardinero… podemos vestirnos de
jardineros todos en el día de hoy, seguramente este eclipse parcial de Luna
aportará nueva energía a las semillas que con cariño queremos plantar, y para
ello hemos de escogerlas bien… Nos vamos a Escorpio, ¿qué deseas?... No es tan
fácil responder, hemos de hacerlo no desde las tripas, desde el instinto
únicamente, no desde las emociones perturbadas. Hemos de elegir desde la calma y el sosiego. Ahí se enciende la Luz de la conciencia para
conducirnos adecuadamente.
Volvemos a
Géminis, la respiración, el pulmón y los bronquios, vamos a inspirar e inspirar
reposadamente, sintiendo con paz la vida que entra y sale, la vida que
respiramos y se mueve en nosotros. Abramos los brazos y permitamos expulsar de
nosotros toda emoción que nos estorba, las que perturban, sí, esas que se
descontrolan y parecen un invasor, pero no, es nuestra energía interior, neutra, que se expresa en momentos determinados de forma compulsiva. Y ahora podemos
integrar, vamos a integrar, si lo deseamos, para armonizarnos, porque lo
valoramos.
Esa luz de
Plutón, que os dije antes que era la Linterna para nuestra aventura de Luna Llena, nos
permite hacer este trabajo de profundidad. Tauro nos pide asimilar, pero vamos
a asimilar lo mejor, lo sano, así que primero tiramos de la despensa lo que ya
caducó, ya no nos sirve, está enmohecido, se pudre, huele y sabe mal.
Comprendimos hace tiempo que el apego a pautas de dolor, de sufrimiento, de
tormento, de descontrol emocional que nos pretenden dirigir, apagar, la
obsesión que nos lleva a girar y girar como en una noria, a dar vueltas y vueltas
mareados. ¿Qué te hace sufrir? Pero no algo sólo que esté ahí fuera, la
injusticia social y la mala educación que puedas experimentar y observar en la
sociedad, en el entorno, no, fuera no, dentro de ti, aquí sí podemos hacer algo
grande. Para los cambios externos hemos de conseguir unirnos y trabajar en
equipo, pero eso no se puede lograr si nosotros mismos no estamos armonizados,
calmados, amorosos, si nuestros pequeños egos no se dejan guiar por el Espíritu. Permitamos al Espíritu llenarnos con su Luz y su Fuerza Transformadora, su presencia es dulce y nos aporta la fuerza y la inspiración para crear la Nueva Tierra. Sintiéndonos así, mimados y alimentados -Tauro- por el Universo (Acuario) en el
Descendente (nuestras raíces profundas) en el que nos hemos sumergido. Ahora
podemos unirnos mental y espiritualmente a todas esas personas que sabemos que
son amigos y amigas del alma, gente de bien y de bondad, con sus defectos e
imperfecciones, personas que sabemos por experiencias con ellas que son de
probada sinceridad, nobleza, bondad, que vibran en la pureza de intención, en el
Amor (Leo en el Medio Cielo).
La
transformación y el cambio son posibles para construir una realidad de belleza
y armonía, enérgica y vigorosa, desde emociones impregnadas de compasión y
alegría, desde y para la paz.