Este artículo ha sido escrito por el astrólogo francés
Samuel Djian-Gutenberg y lo traduzco sintiéndome identificada con el espíritu y
los ideales que guían su trabajo y su vocación. Lo publico en mi blog con su autorización y mi gratitud,
por supuesto. Es mi deseo difundir esta visión y posibilidades que ofrece la
Astrología como herramienta de autoconocimiento y de evolución, por mi propia
experiencia en mi recorrido a lo largo de estos últimos años en los que me he
sumergido de lleno en su investigación y práctica.
Samuel Djian es conferenciante, profesor, consultor,
traductor y escritor, difunde la Astrología Humanista Transpersonal según el
espíritu de Dane Rudhyar, sin por ello renegar del aporte de otros astrólogos,
como Charles Vouga y Germaine Holley, sobre todo. Es en este espíritu de
evolución de consciencia que se dedica igualmente a integrar todo el aporte
técnico de la Tradición.
Ofrece formación en el Centre de Recherches et
d’Études Transpersonnelles que fundó en el año 1995.
"El simbolismo de
la Astrología puede ser leído en diferentes niveles. En una sociedad en la cual
los valores están dominados por un espíritu de conquista y de realizaciones
materiales, la Astrología es utilizada en función de estos valores exteriores
al individuo. De hecho, la lectura de una carta astral está manifiestamente más
orientada hacia la búsqueda de sucesos en la vida, es decir, hacia la búsqueda
de una expresión exterior y material de felicidad. La Astrología es así la expresión de una especie
de fatalismo: el hombre soporta aparentemente su vida y no tiene ningún control
respecto a los acontecimientos que le ocurren; es, por decirlo así, el juguete
de su destino. Esta visión de la Astrología, y por tanto de la vida, está
marcada por una dicotomía, una dualidad que hace que tal suceso o tal aspecto
en la carta astral sea más bien benéfico, mientras que otro sea más bien
maléfico.
Esta manera de
abordar la Astrología que ha predominado a lo largo de las últimas décadas, y
que perdura todavía en la mente de un cierto número de astrólogos, ha sido cada
vez más cuestionada con la aparición de una nueva consciencia, primicias de la
Era en la cual nos preparamos a entrar. Esta Astrología no se interesa tanto por
los hechos que le suceden al hombre como por el significado profundo que estos hechos pueden tener en el proceso
global de la vida. Cada suceso se traduce en un “estado del alma” interior, ya
sea vivido consciente u inconscientemente. Un hecho ya no es considerado como
fenómeno independiente y separado, sino que representa un momento, una etapa,
en el desarrollo global de la vida. La Astrología es entonces una privilegiada
herramienta para descubrir, a través del estudio de la carta astral, el significado, el sentido profundo de la vida y de sus diferentes etapas. El hecho de
que nosotros nazcamos en un momento dado en lugar de en otro no depende de un
azar cualquiera, sino que responde a una finalidad bien precisa: la evolución del individuo, la necesidad que
éste tiene de vivir en función de su
“Ser esencial” y no de su “ser existencial”.
En su Autobiografía de un yogui, Paramahansa
Yogananda señala las palabras de su Maestro, Sri Yukteswar, a propósito de la
Astrología: “Un niño –dice Sri Yukteswar-
nace en el día y en la hora en que las influencias celestes están en armonía
matemática con su karma individual. Su horóscopo, retrato de un parecido extraordinario,
revela el pasado y lo que resultará de ello probablemente en el futuro. Pero la
carta astral no puede ser interpretada correctamente más que por hombres de
sabiduría intuitiva, y existen pocos”.
LA ESTRUCTURA INICIAL DEL INDIVIDUO
Así pues, la
carta natal es el resultado de un recorrido anterior a la vez que el punto de
partida de un camino que tenemos por delante. Revela la estructura inicial del
individuo encarnado tal como resulta de sus tendencias pasadas: el astrólogo
puede descifrar en la carta natal las características mentales dominantes, las
ataduras, los problemas que surgen al principio de la vida (y que pueden ser
traducidos en términos psicológicos), el karma… Si el conjunto del tema natal
da indicaciones sobre los logros de un trabajo anterior a esta vida, ciertos
factores nos esclarecen más en particular sobre algunos modos de comportamiento
“problemáticos” que pueden ser vividos como hábitos innatos, actitudes
inconscientes y compulsivas… Estos viejos esquemas –que la psicología ha
traducido bajo el término genérico de “complejos”– nos plantean problemas de
adaptación tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno. La posición de
Saturno en el tema natal, de la Luna, del nodo lunar sur, de aspectos como las
cuadraturas o las oposiciones son algunos de los elementos significativos que
permiten descifrar estos comportamientos compulsivos. Otros datos permiten
descubrir en la personalidad talentos más fluidos que influyen como factores
positivos en la psique y en la vida del individuo: la posición del Sol o de
ciertos aspectos como los sextiles y los trígonos… Al fin y al cabo, el tema
natal contiene igualmente cualidades potenciales que pueden, eventualmente, (si
se emprende un trabajo de crecimiento personal) ser desarrolladas en el curso
de la vida: el ascendente o el nodo norte de la Luna…
Para terminar,
con la síntesis de estas diferentes informaciones, el astrólogo va a poder
describir el comportamiento innato de una persona, tanto en sus buenas
tendencias como en sus tendencias compulsivas. Con ello podrá formular el
trabajo específico que la persona tiene la posibilidad de hacer para superar
esta compulsión, para realizar sus potenciales natales, es decir, para realizarse como individuo, inicialmente
(transición del plano sociocultural al plano individual según Dane Rudhyar). En
un segundo paso (o simultáneamente en algunos casos), el mismo individuo es
llamado a superarse para aportar una
contribución significativa a su sociedad o a la humanidad en conjunto. El
potencial a alcanzar es realizar la
esencia divina de su ser profundo, que transciende toda forma de limitación
física y mental, y que se traduce por el retorno de la consciencia individual
al seno de la Consciencia Cósmica. Así este enfoque de la Astrología se
inscribe en la corriente de las grandes tradiciones, como las de los grandes
Maestros espirituales de todos los tiempos y de todos los países que han sido expresadas
en sus enseñanzas.
ESCAPAR A SU PRISIÓN CÓSMICA
Sri Yukteswar, a
quien citábamos más arriba, añadía: “El
mensaje inscrito en el cielo en el momento preciso del nacimiento está
destinado no tanto a subrayar la importancia del destino -el resultado de
acciones buenas o malas realizadas en el pasado- sino a despertar en el hombre la voluntad de escapar a su prisión cósmica.
Él puede superar toda limitación, ya
que él mismo la ha creado mediante sus acciones y posee recursos espirituales que no están sujetos al imperativo de los
planetas.”
Esta labor de la
que habla Sri Yukteswar corresponde en Astrología a las grandes etapas del
proceso de evolución en una vida y se pueden captar con la ayuda de técnicas
como las progresiones y los tránsitos. Entonces, la lectura astrológica permite
entender en un momento concreto de la vida de un individuo qué parte de su
pasado está llamada a reencontrar en esta etapa de su vida la manera en que
puede superarlo e integrarlo en su realidad interior para acceder así a un
nuevo estado de consciencia más amplio e inclusivo, es decir, más universal. De
esta transformación en el interior sobreviene automáticamente una
transformación en el comportamiento que tendrá repercusiones beneficiosas en la
vida cotidiana y en las relaciones con los otros. Un paso más habrá sido
franqueado tanto hacia la liberación con respecto a actitudes compulsivas como
hacia la posibilidad de vivir de una manera más “esencial”.
Por lo tanto, la
Astrología es una herramienta que permite iluminar
el camino de cada individuo, y una de las aportaciones esenciales para esta
comprensión la realizó el astrólogo y filósofo Dane Rudhyar mediante la noción
de ciclos planetarios, teniendo cada planeta su propio ciclo. De esta manera,
Saturno vuelve a su posición natal en el plazo de aproximadamente treinta años.
Cada retorno señala la posibilidad de un renacimiento en otro nivel del ser, siempre
que el impulso iniciado al principio de cada ciclo se haya manifestado claramente
e integrado posteriormente en la vida en los puntos decisivos del ciclo (por
ejemplo, la cuadratura ascendente, alrededor de los 36 años, o la oposición,
hacia los 44-45 años, en el transcurso del segundo ciclo). Según el momento en
que se encuentre el ciclo de uno u otro planeta en el momento en que el
consultante acude a la consulta del astrólogo, éste puede ilustrarle y hacerle
tomar conciencia de las necesidades interiores del momento y de las nuevas posibilidades
de emerger que están contenidas en el instante.
En general, los
momentos difíciles, los momentos de
crisis, son los más aptos para la transformación y la superación de límites
vinculados al pasado, y aparecen en la lectura de la carta astral
manifestándose a través de los aspectos que la astrología eventualmente
califica de “maléficos”. Por ello vemos que si bien representan un tiempo de
vida durante el cual es necesario realizar un esfuerzo particular, podemos
esperar resultados extremadamente benéficos… a condición de que el esfuerzo sea
realizado.
Esta última
consideración muestra al mismo tiempo los límites propios de la Astrología. Se
trata de una herramienta que permite la
toma de consciencia y que arroja luz respecto al camino a seguir en función
de una línea de vida interior y de una
cierta finalidad. Para esto es un
instrumento magnífico. Sin embargo, tal como lo expresa Sri Yukteswar, hay
elementos que escapan completamente al astrólogo. Éste, por ejemplo, no puede
saber, a menos que sostenga una entrevista con su consultante, en qué nivel de
conciencia está siendo vivida la carta astral. Además, sólo el individuo puede decidir transformar su vida y su persona, ya
que nadie puede hacerlo en su lugar. Paramahansa Yogananda escribe: “Los fatalistas, así como ciertos astrólogos
que buscan determinar lo desconocido, se equivocan enormemente creyendo que la
vida puede predecirse al cien por cien y ser encerrada en datos astrológicos.
No dejan ningún lugar para la libertad
del individuo; libertad para transformarse, libertad para escoger entre dos
acciones (…) El primer paso hacia la comprensión es servirnos de nuestra voluntad para llevar a cabo las elecciones que
estarán en armonía con el Bien Eterno tal como está inscrito en la Ley Cósmica”.
La Astrología
como instrumento de conocimiento
espiritual no es, entonces, un fin en sí misma. Sin embargo, para aquellos
que se comprometen con ella totalmente puede constituir un camino iniciático y
ser así una especie de yoga: la carta astral como mandala es un soporte para la
meditación. Tal actitud respecto a la Astrología exige disciplina interior y mucha vigilancia.
De acuerdo con esto, puede afirmarse que la Astrología, siempre que vaya asociada
a auténticas enseñanzas espirituales, puede ayudar al propio astrólogo a
alcanzar progresivamente esta “sabiduría intuitiva” de la cual Sri Yukteswar establece
los fundamentos de toda Astrología verdadera."
Gracias por tu excelente labor de traducción, Mª José. Todo lo que cuenta este artículo es muy interesante.
ResponderEliminarLa Astrología es una ciencia milenaria que algunos ignorantes, en una sociedad mental y materialista, se han encargado de devaluar. Es, ante todo, una poderosa y mágica herramienta, más que un listado de horóscopos.
Siempre me ha emocionado todo lo que son capaces de transmitirnos las estrellas. La Astrología es una valiosa brújula espiritual ;)
Un súper beso para una astróloga de lujo.
¡Mar!
ResponderEliminarOh, tu nombre sugiere inmensidad, aroma a salitre, susurros de olas, arena... ¡Qué bello!
Muchas gracias a ti por venir al blog, leer e interactuar saliendo del silencio y el anonimato, ¡como un Sol que eres!
La Astrología ocupará el lugar que le corresponde en esta Era de Acuario que estamos empezando, cuando a una energía y sus arquetipos, herramientas y símbolos le llega "su hora", es inevitable. Poco a poco irá calando en la sociedad, en las personas.
¡Un abrazo cariñoso!