La inspiración para escribir
estas reflexiones me ha venido de algunos comentarios, preguntas, inquietudes
que he recibido de diferentes personas que por aquí y por allá me han ido
expresando y que surgen a raíz de vivencias en sus relaciones, ya sean de
pareja, de amistad, familiares o profesionales.
Hay momentos en que parece que
todos los planes que teníamos dejan de motivarnos y las bases que venían siendo
nuestro sustento parecen no responder en el momento actual. Personas con las
que ya no queremos seguir caminando porque en el día a día surgen continuos
conflictos e insatisfacciones. La realidad cotidiana es una prueba para toda
relación, los asuntos cotidianos hemos de poder abordarlos con armonía y
respeto, con alegría, a pesar de los pequeños roces que puedan surgir, puesto
que se trata de llegar a un entendimiento a la vez que remodelamos nuestra
personalidad. Si los lazos que nos unen están basados en valores espirituales y
el respeto mutuo nos guía en cada momento, si prestamos atención a nuestras
respuestas y necesidades y cómo nos inclinan a reaccionar de una manera más o
menos impulsiva o compulsiva, es posible avanzar, porque así podré ir actuando
respecto a conductas que sé que he de cambiar para sentirme mejor conmigo
mismo. Si los lazos que nos unen no están fundados en valores transcendentales, más allá de lo meramente personal,
egoísta, serán eso, lazos que atan y constriñen, y no alas para elevarnos y
disfrutar de momentos de gozo y plenitud.
¿Qué es el Amor? ¿Qué es Venus
como energía respecto a nuestras relaciones?
¿Qué estamos buscando de verdad
en nuestras diferentes y diversas relaciones?
Hablamos de Amor y de Venus, y
hablamos, por tanto, de valores. “Lo
que llamamos sentimientos en general son la manifestación inmediata de juicios
de valor, no intelectuales sino instintivos, orgánicos, emocionales, y la mayor
parte del tiempo determinados por normas sociales, culturales, éticas tradicionales.
El amor y el odio, la atracción y la repulsión, la felicidad y la preocupación,
lo bello y lo feo, son sentimientos que resultan de juicios de valor basados en
las necesidades instintivas de nuestro cuerpo y de nuestra vida interior, y en
las exigencias morales ligadas a nuestra participación en la sociedad.” (1)
Indudablemente, nuestros valores
han de estar inspirados, renovados y purificados por la luz del Espíritu, por
el “agua viva” del Amor. Tal vez debamos poner mayor énfasis en esta conexión con
el Espíritu si queremos proseguir avanzando y evolucionando con coraje,
decisión, fe y valor. Sin olvidarnos de la gratitud.
¡Cuántas cosas por agradecer cada día!
En vez de analizar en
profundidad ahora la posición de Venus en un signo de la carta astral, que al
fin y al cabo es un tinte que da color a esta energía (son doce tipos de Venus),
resulta más interesante recordar en esta ocasión aquello que nos decía Charles
E. Vouga en su obra Une astrologie pour l’ere
du verseau, a propósito de Venus:
“Donde está Venus, ahí está tu
libertad.” Venus es el Amor, la Ley del Amor, por eso es la Libertad, porque el
Amor nos libera, es la Ley suprema, donde hay amor, hay libertad. “El arquetipo de Venus es la unión de las
almas”, nos decía Ch. E. Vouga.
Con la energía de Venus somos
conscientes de que precisamente porque el Amor nos hace libres ni siquiera
estamos teniendo que elegir seguir o no seguir con alguien; es un proceso que
se da por sí solo, por afinidad, por sintonía, se vibra o no se vibra en la
misma onda. La separación física de una persona, de un lugar, de una cosa, es
como cuando cae un fruto maduro del árbol: él no elige caer en un momento dado
u otro, sino que el propio peso en el
momento oportuno rompe la unidad física con el árbol que le alimenta para
entrar a formar parte de otra dimensión y proceso de la naturaleza.
Estas reflexiones las realizo a
la luz del tránsito de Neptuno en Piscis, pues su energía promueve el Amor, la
espiritualidad, la búsqueda de verdades transcendentales que alimenten a
nuestra alma. La fantasía, la imaginación, las artes, nuestros ideales humanos
y espirituales se conectan con una energía que nos eleva y nos permite vivir en
profundidad relaciones armónicas y de comunión. Evidentemente, para unos más
que para otros, dependiendo de su carta astral y de su trayectoria personal, de
sus energías personales. Pero hemos de permanecer todos receptivos porque al
fin y al cabo estas influencias están ahí y pueden ser recogidas por los
espíritus que deciden permanecer vigilantes y receptivos.
También me inspira el ciclo de
Urano y de Plutón, que están en los signos de Aries y de Capricornio
respectivamente. Las estructuras de la
sociedad están siendo transformadas, y esas estructuras las construimos los
seres humanos, con lo cual dependerán de la evolución de las estructuras
propias internas del ser humano. Éstas son las que de verdad remodelarán a lo
largo de los años las sociedades en las que vivimos. Urano representa a los
grupos, los amigos que están juntos porque comparten ideales afines. Urano en
Aries puede traer tendencias excesivas de rebeldía, tendencias excesivas de
individualismo, que con la tensión de Plutón puede llevar a extremos.
Evidentemente, en las relaciones, esto provoca crisis agudas, hay necesidad de
aires nuevos, de libertad, de llevar al límite y, si es necesario cortar con
ciertas relaciones que suponen un desgaste continuo y conducen a la enfermedad,
a la insatisfacción, a la cólera, y, sin embargo, si se pueden transformar
serán mucho más consistentes. Todo depende de la sinceridad y de la
transparencia, ahora todo surge, las cosas no permanecen por mucho tiempo
ocultas: es el momento de la revelación.
El ciclo por tránsitos de Venus
y Marte está llegando a su fin; Marte está a punto de alcanzar la conjunción
con Venus, en el signo de Aries. De igual modo, nosotros hemos de estar atentos
a todas estas tensiones que surgen en las relaciones para ir comprendiendo qué nos
motiva, qué valores nos guían para emprender actividades, para participar en
grupos, para establecer vínculos íntimos, una relación de pareja, crear una
sociedad, firmar un acuerdo, crear una alianza. Estamos participando de esta
energía de fin de ciclo-inicio de ciclo y es un momento adecuado para revisar
nuestra participación social, nuestros lazos de amor, que tienen que ser lo más espirituales posibles precisamente para
podernos sentir libres.
El miércoles 10 de abril
celebramos la Luna Nueva de este mes, que será en el signo de Aries, donde además
estarán Venus y Marte, en la casa XI, la de Acuario, precisamente. La Luna,
además, rige en esta lunación al ascendente, que está entrando en el signo de
Cáncer. Será entonces importante seguir trabajando todo lo concerniente a
nuestros proyectos, nuestras amistades, los grupos en los que participamos o
que queremos crear, revisar ideales, nuestros propósitos respecto a iniciativas,
confrontaciones, aperturas, inicios. Sería aconsejable vigilar la impaciencia y
la precipitación, la compulsión, la agresividad, el querer que todo ocurra
deprisa, forzar, provocar. También será importante no dispersarse, no querer
abarcar demasiado. Convendrá trabajar con lo que ya se tiene, valorarlo y
agradecerlo. Nuestra acción ha de encontrar un cauce apropiado que ha de guiar
nuestro conocimiento respecto a nuestra propia valía, aquello en lo que creemos,
nuestros sueños más elevados respecto a nuestro rol en esta vida. Todo ello
puede encontrar la materia apropiada para manifestarse en la conexión desde nuestro
corazón con el Alma del Universo.
(1) Triptyque
astrologique, Dane Rudhyar.
Qué interesantes estas reflexiones, Mª José. Las relaciones humanas siempre están asociadas a conflicto. No creo que existan secretos esenciales para que dos almas fluyan por los caminos de la existencia sin fricciones. Normalmente los egos duros, poco trabajados, son los que más chocan sus cornamentas ;) Como tú muy bien transmites, son los valores más elevados, los cercanos a lo espiritual, los que nos ayudan en esta difícil convivencia. A lo largo de mi recorrido profesional he descubierto que existen emociones y sentimientos. Las primeras serían expresiones más primarias de nuestros estados de ánimo. Los sentimientos se forjan en una pura alquimia, son el crisol de las emociones tras pasar por el alambique de nuestras almas. Así, por ejemplo, la atracción o el mero disfrute con una persona podrían ser perfectamente las semillas de un Amor futuro.
ResponderEliminarUn besito Venusiano ;) para ti
¡Hola, Mar!
ResponderEliminarTengo la convicción de que, con el tiempo, poniendo atención, conciencia, intención, concentración, las relaciones humanas serán de Amor y Armonía. Al fin y al cabo, la octava superior de Venus es Neptuno, el Amor Espiritual, el que transciende nuestros egos. Desde su posición actual en el signo de Piscis se derrama sobre todos los corazones receptivos, porque el Universo siempre respeta nuestros procesos.
Sé que desde tu Espacio para Sanar y tus consultas favorecerás también esta reconexión con el Espíritu.
¡Gracias por tu aporte enriquecedor!
¡Un gran abrazo cariñoso!