“La tierra firme
simboliza lo sustancial,
lo que resulta sólido bajo nuestros pies y, estos,
representan la comprensión”. (Florence Scovel Shinn)
Caspar David Friedrich - Las edades |
Como seres
humanos en los que la vida emocional puede constituir un punto de aprendizaje
profundo, encontramos normalmente dificultad para acompañar a nuestros seres amados
en sus últimos vuelos por la Tierra. Más que nunca habremos de aceptar el gran
amor de nuestro corazón por este ser amado cuyo cuerpo físico va “apagándose” y
el amor que este ser amado nos ha dado, gratitud infinita en nuestro corazón.
Habremos de ir aceptando esta pérdida, esta ruptura, esta separación que
vivimos en esta experiencia humana donde es cambio continuo, nada permanece, esta
experiencia humana en la que en los momentos críticos sabemos que estamos
madurando y tomando conciencia a través de la dualidad. Nos centramos en la
comprensión. Elegimos así, aunque surja el inevitable dolor, y elegimos no
aferrarnos al sufrimiento ni sentirnos víctimas del destino, nos vamos preparando
para el cambio inevitable que va a realizar la “esencia luminosa” de nuestro
ser amado.
Ahora estamos en
otoño, una época de mucho cambio en nuestro entorno natural, y nuestro espíritu
se regocija en los paseos por el campo contemplando la belleza de los árboles
con sus cambios de color, disfrutamos de estos tonos amarillos, naranjas,
rojos, marrones, los árboles más pequeños parecen bellas flores gigantes que
salen al encuentro de nuestra alma saludándola e inyectándole alegría y
vitalidad, precisamente para alimentar los primeros chakras y que vivamos el
otoño con fuerza renovada a pesar de que los días van teniendo menos horas de
luz.
“Moisés era un
hombre muy manso,
más que todos los hombres sobre la tierra” (Núm. 12:3)
Aceptamos los
cambios puesto que son inevitables en nuestra experiencia humana, aunque sea
con lágrimas que desahogan a nuestro corazón y liberan a nuestro cuerpo físico
de tensión interior. Decidimos hacer uso de nuestra libertad y aceptamos la
renovación de todo lo que existe en nuestra realidad y que perciben nuestros sentidos
corporales. Pero también con los sentidos de nuestra alma sabemos que siempre
estaremos unidos a este ser amado que ahora se prepara para partir a otra
dimensión, espacio, tiempo. ¡Cuántos recuerdos maravillosos nos deja para que
sigamos con el corazón alegre compartiendo! ¡Cuánto aprendizaje a su lado! Lo
más importante y grande es la oportunidad que tuvimos, el regalo de conocernos y caminar juntas durante
este breve paseo por la Tierra.
Neptuno está
Directo desde el domingo, su energía más rápida ahora me está anunciando tal
vez que ha llegado el momento y que me tengo que despedir. Neptuno es lo que
llamaban la “octaba superior de Venus”, un “superlativo” de Venus, es la
energía que favorece en nosotros el trabajo del centro energético del corazón,
nuestro amor humano se ha de convertir en amor divino, amor infinito, incondicional,
más allá de nosotros mismos y de nuestros intereses exclusivamente personales,
más allá del pequeño ego. El dolor que mi pequeño ego siente por la pérdida de
un ser querido ha de ser envuelto en un amor infinito que va más allá de la
materia y no acaba con la muerte física. No es necesario que llore tanto por mí
misma porque me sitúo de nuevo en la víctima castigada ahora por la muerte. Y
sabemos que esa es la trampa que nos lleva al tunel de la oscuridad donde ya no
brilla la luz de nuestra alma, nuestra pequeña llama siempre es alimentada por
la Gran Llama, no lo olvidemos. Aprovechemos este impulso de Neptuno que nos
inspira a nivel espiritual, místico, religioso, artístico, a pesar de que
algunas circunstancias nos inclinen a dejarnos nublar nuestro entendimiento y
conciencia. ¡Arriba nuestra vibración!
Miro a Urano, en
apenas un mes, el 29 de diciembre, también estará Directo, pero antes Mercurio
retrograda, el 19 de diciembre, estamos ya en fase de cuarto menguante, el
martes próximo –antes de finalizar noviembre- acaba este ciclo lunar y empieza
otro. Ya he perdido otros amigos también en noviembre. ¡Cuánta actividad en mi
Carta Astral por tránsitos! Además de otros relojes que marcan también ciclos y
citas en la “Agenda de la vida”. Este es un gran momento y hay que permanecer
con la conciencia bien despierta y lúcida para asumir, asimilar todo lo que
está ocurriendo y ocurra. Permitiendo a las emociones surgir, al barullo de
pensamientos también hay que dejarles pasar. Pero eligiendo vivir con lucidez y
serenidad esta experiencia, centrándonos siempre en el Renacer.
“Algo había cambiado de manera absoluta.
La
propia Treya lo describía
como la culminación de esa transformación interior
que la había llevado del hacer al ser,
del saber al crear,
de la obsesión a la
confianza,
de lo masculino a lo femenino y,
sobre todo, de controlar a aceptar.”
(Gracia y coraje, Ken Wilber, en la vida y en la muerte de Treya Killam
Wilber).
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