Predecir
Nos acercamos al
oráculo intrigados e impacientes, qué nos va a ocurrir, qué nos puede ocurrir.
Aunque a la vez deseamos que nada ni nadie pueda prever aquello que queremos
hacer, aquello que queremos conseguir, nos gustaría que nuestra vida fuera un
misterio indescifrable y ser los protagonistas exclusivos de aquello que nos
acaece. Esta suele ser la mezcla con la que siempre preguntamos al astrólogo,
al numerólogo, al tarorista, a las runas, a cualquier consultor que utilice una
técnica concreta para predecir y adivinar.
En Astrología
observamos los ciclos de los
planetas, su movimiento, seguimos su posición y hacemos una interpretación de
todo ello respecto a la influencia en nuestro carácter o en nuestro destino.
Pero hemos de tener en cuenta que los PLANETAS no pueden actuar en nosotros, no
nos hacen cosas, como si fueran marcianos que manipulan nuestro cerebro o
nuestras vidas. Entonces qué ocurre, qué son y para qué sirven, nos
preguntamos. Los planetas son símbolos y nos indican determinadas pautas de
energía psíquica, esto sí. Y es así entonces que el Sol simboliza nuestra
creatividad y nos motiva a la expresión de la misma, de maneras muy distintas.
Predecir es
descifrar los ritmos y desvelar la sincronía que se manifiesta por esa
influencia simbólica de cada planeta. Así como ejemplo tenemos algo tan
insignificante como podría ser un tránsito de Mercurio por la casa IV, y nos
encontramos sumamente interesados por ordenar, organizar en nuestra casa todo
tipo de armarios y cajones, sobre todo donde tengamos documentos. O tal vez
queremos tener mayor contacto con algunos de nuestros hermanos o hermanas. O
puede que con mayor interés y dedicación organicemos gestiones burocráticas y
nos informemos respecto a la vivienda.
Como vemos
seguimos siendo libres, simplemente seguimos unos ciclos organizados, cada cual
el suyo propio, su exclusivo ritmo.
Solicitar una consulta de sinastría supone acudir con el deseo de
que nos cuenten cosas acerca de nuestro destino con una persona. Puede ser la
pareja, puede ser una relación madre-hija, por ejemplo. Puede tratarse de una
relación entre socios. Queremos saber qué dificultades encontraremos con esa
persona, cuál es el destino conjunto, si vamos a ser felices, cómo superar
obstáculos, incluso cómo disolver karma negativo, si nos vamos a entender, si
nos vamos a pelear, si nos vamos a engañar. Adónde vamos y qué hacemos juntos,
y si ya lo estamos, como ocurre entre madre-hija, por ejemplo, por qué sufrir
este martirio y qué podemos hacer para salvarnos de él, para redimirnos, para
superarlo, para afrontarlo con mayores recursos.
A veces preferimos que nos haga la sinastría
el ordenador, y nos sale una lista de “interaspectos”, es decir, las conexiones
angulares entre planetas. Y con todo entusiasmo nos ponemos a leer una por una
las descripciones. Finalmente no solemos entender mucho de todo aquello, en
conjunto no tenemos una idea clara de qué es lo que está pasando ni cómo
resolverlo, e incuso hay veces que nos entra gran ansiedad por aspectos que nos
explican que son todavía más duros de los que estamos viviendo y nos crean una
sensación de fracaso y de miedo enormes ante el futuro de la relación.
Antes de solicitar estas consultas de
comparación de cartas o sinastría creo que es sumamente importante haber
solicitado una consulta sobre la propia carta astral de modo que yo mismo pueda
entender, conocer, ampliar qué necesito en mis relaciones, qué busco, entender
mis complejos, liberarme de ellos, acercarme a mi sombra, es decir, a mis
puntos oscuros, a mis aspectos más difíciles. Al fin y al cabo son los que me
van a condicionar para elegir o sentirme atraído por una persona en concreto y
establecer contacto iniciando una relación, ya sea amorosa o de amistad. Y
cuando se trata de una relación madre-hija, por ejemplo, es importante conocer
qué pautas más inconscientes pueden aflorar y crear tensiones entre los
miembros de una familia, aquellas necesidades y comportamientos más inmaduros,
por no hablar de los más agresivos e invasores, que pueden dificultar el
entendimiento y la armonía.
Al fin y al cabo el destino es algo en lo que
me veo implicado a cada instante y seré más dueño/a de mi vida si soy
consciente de quién soy en profundidad.
El ordenador no puede coordinar
información al punto de realizar una síntesis explicando los puntos
contradictorios, por ejemplo, las dualidades que pueden corresponder a ciertos
elementos, y extraer todo el significado profundo. Es el trabajo a realizar por
la persona, o por la pareja cuando es una sinastría, para seguir avanzando
adecuadamente y encontrarse a gusto consigo misma, con los demás.
Creo que de momento sólo las
personas podemos trabajar con datos diversos, contradictorios, concernientes a
aspectos de la psique y de las emociones, y con conocimiento y experiencia
explicar en la consulta el significado profundo de los mismos. Sobre todo
ayudar a centrar a cada persona, o pareja, en los aspectos positivos, anclar en
los elementos más fáciles que sirven para favorecer el trabajo que cada uno de
nosotros venimos a resolver, aquello que es motivo de evolución y cambio.
Es sumamente importante
conocerme en toda mi complejidad, esto puede llevarme unos años, toda la vida,
e ir creciendo y remodelando los aspectos más ásperos de mi personalidad, de
modo que no impida manifestar en mi, para mi, y también para los demás, y en
mis relaciones el gran potencial que traigo y con el cual puedo crear una vida
de plenitud y gozo.
Ahora lo importante es no
dejarse condicionar por un informe, sea de una máquina o de una persona, al
punto de que cree una sugestión limitante. Es necesario "romper el
hechizo".
Venus nos muestra aquello que
valoramos, aquello que nos seduce, que nos atrae, nos gusta, sea en nuestras
relaciones, ya que rige la casa y al signo de Libra, que es social, o en otros
ámbitos más materiales, ya que rige a Tauro y a la casa II, que es de sustancia
y materia.
Hemos de considerar en qué signo está mi
Venus, en qué signo está el Venus de la persona con quien hago una comparación
de carta, o sinastría. Pero también hemos de considerar a la Luna, por la cual
establecemos nuestros vínculos más íntimos, nos da información respecto a los
aspectos emocionales.
Marte es pura energía de fuego,
a la que hay que dar una dirección apropiada, tiene fuerza y espontaneidad. En
exceso como es normal al reflexionar en ello, resulta destructivo, como todos
los excesos. Por eso cultivamos la mesura y el equilibrio, por eso hemos de
aprender a utilizar nuestros impulsos con conocimiento y reflexión.
Saturno es una energía mucho más
reflexiva, tiene más vínculo con la Tierra. Saturno tiene en cuenta los
límites, en exceso los límites pueden llegar a castrar nuestro potencial y
sofocar toda iniciativa, aunque sean imaginarios o surgidos de
condicionamientos o prejuicios.
Por supuesto Venus se
encontraría mucho más a gusto con Marte que con Saturno a la hora de organizar
una fiesta, una reunión, o emprender una relación o un negocio. Hay estímulo y
se está dispuesto a actuar.
Mientras que Saturno obliga a Venus a madurar,
a reflexionar, y por tanto en positivo podría crear vínculos estables y
duraderos.
Todo ello da trabajo a la
persona, aparezcan contactos en la carta individual o en la sinastría, porque
se trata de poner atención y concentrarse para remodelarnos interiormente de
acuerdo a un proyecto que va más lallá de o meramente personal, de nuestros
egoísmos, de nuestra visión estrecha, de nosotros mismos o del mundo. Hemos de
ampliar la mirada, atrevernos a mirar al horizonte, mirar y encontrarnos con el
otro más allá de nuestras necesidades o exigencias.
Las cuadraturas son un desafío,
y los necesitamos, porque una cuadratura, o cuadrado, moviliza nuestra energía,
nos obliga a actuar, a cuestionarnos, a dar una dirección adecuada, supone un
desgaste en ocasiones imprescindible para salir de la rutina, de la comodidad,
de la apatía. Es una tensión a la cual hemos de dar un propósito. Cuanta más
conciencia pongamos en ello, mucho mejor, por supuesto, menos compulsivo, menos
dolor, mayor entendimiento. Nos vamos haciendo dueños de nuestros impulsos e
instintos, no esclavos de pulsiones y condicionamientos viscerales, o del
entorno.
Venus y Marte
Cada uno de estos planetas son
símbolos, el primero de la energía femenina, el segundo de la masculina.
Principios femenino y masculino respectivamente.
En la carta astral de una mujer
observamos a su Venus (anima) para encontrar información acerca de la actitud
que tiene hacia sí misma en cuanto mujer. Anotamos en qué signo está y con qué
planetas se relaciona. En la carta astral de un hombre los aspectos de Marte (animus)
son símbolo de su virilidad, de su expresión masculina.
Vuelvo a recalcar aquí que los
planetas no nos hacen nada. Las combinaciones planetarias, aspectos, simbolizan
más bien una imagen psicológica y a partir de ahí encontramos una serie de
respuestas diferentes que pueden surgir ante ellas.
Observamos los planetas para
encontrar indicativos respecto a estados anímicos interiores, a actitudes
psicológicas que por tanto repercuten en nuestro comportamiento a la hora de
relacionarnos.
No nos centramos en el estudio
de estos planetas exclusivamente para extraer información en cuanto a la
manifestación sexual de una persona o pareja, ni mucho menos, porque al fin y
al cabo lo importante es el propio individuo y lo que cada uno proyectamos en
los demás, aquello que tenemos por resolver, vuelvo a mencionar complejos y miedos que permanecen
en el inconsciente o sombra llevándolos hacia la conciencia. Y este trabajo sí
que resulta interesante para poder progresar hacia relaciones más sanas y
satisfactorias en general, y fin y al cabo todos estamos buscando la plenitud,
la felicidad, el bienestar en todas las áreas de nuestra vida.
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