SER HUMANO
Llegó a casa tras asistir a la celebración sin
sentirse aun especialmente cansada, tampoco fue mucho rato, apenas dos horas.
Pero cuando se tumbó un momento en el sofá tras tomarse una rica infusión
relajante empezó a sentir un gran cansancio y dolores. En los tobillos, en las
piernas, en la zona lumbar. Al irse a acostar empezó a sentir nauseas, comer
sin apetito y con cansancio no había favorecido mucho el proceso de la
digestión. Con tanto malestar no conseguía conciliar el sueño. Pasaba el tiempo
y sentía malestar en el pecho, toses, flemas, vaya, hacía unos días había
tenido también fiebre. Además le daba vueltas en su cabeza a la conversación
sostenida con una amiga acerca del comportamiento corrupto de una mayoría de
personas en una grandísima empresa que contaba con capital del estado,
corrupción por ansia de poder y de dinero.
La luna llena estaba esta noche en el eje de Tauro-Escorpio,
precisamente, activando todo lo relativo a sustancia, materia, hedonismo, posesiones,
dinero, placeres, valores; emociones fuertes, poder y manipulación, negocios y
política, tramas ocultas y complots, cómo utilizar el dinero y los recursos de
los demás. Pero es que además los vecinos de arriba tenían organizada una gran
fiesta a la que asistían varias personas, todas ellas estruendosas tanto en sus
carcajadas histriónicas como en su vocerío al hablarse unos a otros. Y el reloj
fue marcando la 1, las 2… a esas horas por momentos le llegaba un sopor pero el
ruido en el piso de arriba y el vocerío volvían a despertar la conciencia. Dio algunos
golpes para amonestarles y hacerles sentir que estaban molestando, a pesar de
ser un sábado por la noche el grado de tolerancia empezaba a sobrepasar los
límites admitidos teniendo en cuenta la falta de respeto y educación que
estaban teniendo hacia el resto de los vecinos. No surtió efecto. Aunque se
oyeron portazos porque algunos de los reunidos empezaron a marcharse las
canciones, la música y los diálogos a voces prácticamente no se interrumpían,
ni los golpes ni el ruido de pasos repicando en el techo. Y dieron las 3, las
4, y seguían, hasta que un agotamiento extenuante consiguió superar el ruido y
el sueño llegó. Ya de madrugada empezó a filtrarse luz por la persiana y
despertó, no hizo falta agudizar mucho el oído, seguían, las voces seguían, las
risas estruendosas y los gritos… ¿Por qué no habría de llamar a la policía?
Algo que estuvo a punto de hacer, pero como se encontraba indispuesta pensó que
si tenía que hacer algún trámite no tenía cuerpo ni energía para más.
Todos estos incidentes en los que destacaban la
falta de respeto y de consideración hacia los demás, empezaron a minar el
ánimo. Primero surge la cólera, la ira, después el deseo de venganza, de
aplicar magia para hacer pagar en sus carnes a esas personas el mal causado a
los demás. Después la tristeza, una gran tristeza por contemplar a la raza
humana aún tan involucionada, tanto oír hablar de la nueva conciencia, de la
elevación de la conciencia, no, no podía ser. Aun quedaba mucho por avanzar al
respecto. Con esta mezcla de cólera, de ira contenida y aires de tristeza buscó
consuelo y luz en las plantas y en la contemplación de sus pájaros. Observó sus
colores, su belleza, escuchar sus cánticos, sus cotorreos, acercarse a ellos,
dejarse picotear los cabellos por algunos de los más intrépidos, estar tan
cerca de ellos, entre ellos empezó a cambiar la vibración.
Empezó a desaparecer el deseo de venganza. Recordar
al Maestro la fue haciendo reflexionar. Al fin y al cabo Él nunca había por ahí
castigando a los injustos, sino todo su trabajo fue atender a los necesitados,
recibir a los que se abrían al cambio, a la Gracia, al Amor. El trabajo era
para traer mayor bienestar, no aumentar el malestar.
Escorpio: transmutación.
¡En el corazón una rosa que recibe la Luz!
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