En Astrología tenemos muchas técnicas que podemos aplicar para realizar previsiones, pero hemos de elegir con cada consultante, en cada momento, la más adecuada a su situación particular y concreta. No es necesario utilizar todas a la vez, ni mucho menos, la clave está ahí, es fácil y sencillo. Se trata de simplificar y para ello hay que, realmente, escuchar al otro, y no sólo con los oídos, no sólo con la cabeza, sino con el corazón, con todo el ser.
Creo que es importante para cada astrólogo profesional determinar de una manera clara y precisa cómo orienta la consulta de predicciones, entendiendo por predicción las preguntas que respecto a su destino nos propone un consultante.
Es importante para mi respetar el proceso en el que cada persona está inmerso, su propio ritmo y su propio desarrollo, precisamente porque cada uno de nosotros somos un ser libre, ejercemos nuestra voluntad y responsabilidad respecto a las decisiones que tomamos cada día. Evitar cualquier influencia que se convierta en una poderosa sugestión determinante me parece un principio ético de primer orden. Evitar condicionar con lo que decimos es algo muy sutil y hemos de permanecer atentos a nosotros mismos para ver cómo utilizamos el lenguaje y qué palabras elegimos en la interpretación.
Al fin y al cabo, si no ponemos atención y tenemos cuidado nosotros mismos estamos creándonos unas consecuencias directas con nuestro modo de obrar.

Ya sea que el consultante se acerque por curiosidad o porque verdaderamente viene con una serie de temores, de dudas, en un estado de confusión, de intranquilidad, nosotros hemos de permanecer neutrales, tranquilos, sin prejuicios, único modo de permitir que la Gracia actúe a través de nosotros como mensajeros de la Paz, porque lo que queremos aportar es discernimiento. Esta es nuestra tarea personal.
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